En un día tan comercialmente aceptado y esparcido por los medios como este, lo menos que puedo hacer para colaborar es escribir este post para ese grupo de gente que me rodea de una manera peculiar.
Puede que a algunos los conozca desde hace más tiempo que a otros y que haya quienes se volvieron muy cercanos en un período de tiempo muy corto, pero el sentimiento de felicidad que me invade cada vez que hablo con ellos es el mismo. Quiero agradecer a estas personas que están para mí 18 de las 24 horas
del día (en algún momento tienen que dormir y Jigsaw queda como un bebé
de pecho cada vez que llamo y los despierto... Cof, cof, Martín, cof, cof) y que saben que cuentan conmigo siempre por todo lo que hicieron por mí en el tiempo que nos conocemos.
La mayoría de ustedes se merece un premio por haberme bancado en todas: en las buenas, en las malas y en las que me comporté como una conchuda hija de puta. También por las veces en que me ofrecieron su hombro para llorar y moquear por cosas sin sentido (Como por desamores, por las películas que me armé sola y que NADA que ver, la muerte de Itachi y Ulquiorra, etc. Ustedes se acordarán cuáles les tocó). Por las ganas que le pusieron a fingir que escuchaban todas las boludeces que decía para no hacerme sentir como una marginada y todas las pilas que le pusieron a mis ideas neuróticas. Por seguir a mi lado cuando sentía que mi mundo se caía a pedazos (Otra vez, por boludeces) o cuando me mandaba cagadas grosas.
Por todo eso y más, quiero darles las gracias. Por las risas, los llantos, los golpes, las peleas y las reconciliaciones. Por las películas de terror que tantos gritos nos sacaron y por las que nos hicieron llorar de la risa. Por las juntadas en mi casa o en las suyas que tantos recuerdos generaron y a los que atesoro.
Es cierto que hay un par a los que conocí por internet y que todavía nos falta encontrarnos cara a cara, pero eso no hace que no los considere mis amigos tanto como a los que si. Creo que todo llega en el momento en que tiene que llegar y que las cosas no hay porque apurarlas.
Es cierto que hay un par a los que conocí por internet y que todavía nos falta encontrarnos cara a cara, pero eso no hace que no los considere mis amigos tanto como a los que si. Creo que todo llega en el momento en que tiene que llegar y que las cosas no hay porque apurarlas.
Por las jodas |
Por todo esto y más, quiero decirles, aunque lo haga bastante seguido, gracias por estar siempre.